De la risa, que ya dije que me gusta harto... harto... aunque no sea la mía.

<< ¿Reír? ¿Acaso nos preocupamos alguna vez por reír? Quiero decir reír de veras, más allá de la broma, de la burla, del ridículo. Reír, goce inmenso y delicioso, todo goce... 
>> Yo le decía a mi hermana, o ella me decía: ven, ¿jugamos a reír? Nos acostábamos una junto a la otra en la cama y empezábamos. Para hacer como que reíamos, por supuesto. Risas forzadas. Risas ridículas. Risas tan ridículas que nos hacíamos reír. Entonces venía, sí, la verdadera risa, la risa entera a arrastrarnos en su rompiente inmensa. Risas estalladas, proseguidas, atropelladas, desencadenadas, risas magníficas, suntuosas y locas... y reíamos al infinito de la risa de nuestra risa... Oh risa, risa del goce, goce de risa; reír es vivir tan profundamente.>>

Kundera, Milan. El libro de la risa y el olvido. México, TusQuets, p. 79

De la lectura, las poses y la inteligencia.

De los otros artes: el grafiti, Nezahuacóyotl,
Estado de México, mayo de 2013.

<< Sin quietud no hay lectura. El que tenga hormigas en la piel que no se siente a leer. Perdón por el rodeo, debería ser más franco. Esto me afecta, más de lo que podría suponerse: el que tenga hormigas en el culo que no se siente a leer, que lleve de excursión a sus hormigas. Hay que estar fijos ante la página, mantener la tensión: el movimiento de la mente exige que se suprima el del cuerpo. ¡Pero no me vengan con pose de El pensador! Ésa es inteligencia para turistas. Rodin podrá ser un genio, pero me choca que haya creado ese arquetipo. Si te fijas en esa estatua, todo en ella es común. Es el cuerpo de un pasajero de autobús, nada del otro mundo, pero el puño en la barbilla (lo imita) quiere volverlo superior, casi sublime.  ¡Por favor!  ¡Un poco de respeto a la materia gris! 
La inteligencia sólo existe en estado suelto, espontáneo, no puede ser una pose. >>

-- Villoro, Juan (2013). Conferencia sobre la lluvia. México, Almadía, pp. 22-23.

(negritas y cursivas mías)

De los otros espejos: la mirada de un niño. Sin duda, la mirada de una niña, una niña amorosa.

“Angÿ por qué no te peinas?” “Angÿ ponte una diadema en la cabeza” “Angÿ hoy no te pintaste la boca?” 

Atte. Liuska-cara-de-chango

Eso me dijo esa niñita de 3 años que me alegra la vida con sus llamadas modernosas por el Face Time y después de las religiosas preguntas de:

-- por qué no vienes? qué haces? estáSS tAbajando? Y tu muñeco?  Y tus peces? (que cabe señalar no son peces de verdad, son unas piedras en forma de pez pintadas de colores y mi muñeco es un muñequito de cuerda que baila, casi podría asegurar que ella piensa que son mis juguetes y compañeros de vida).

Bueno, estando en ese reporte me dice:

-- “Angÿ por qué no te peinas?

Y agrega:

-- Ponte una diadema en la cabeza!!!

Chamaca, cómo me habrá visto!!! Y es que llevaba horas sentada en la compu escribiendo y ya saben, no pelas nada, bueno yo no pelo nada!!! Ahhhhh!!! Pero la cosa no termino ahí, seguimos en la plática de que si su mamá se fue a tAbajar y que si su otra mamá también se fue a tAbajar y que ella no tAbaja porque está pequeñita, pero cuando crezca si va a trabajar y estando en esas me dice de repente:

-- Angÿ… hoy no te pintaste la boca?

Solté gran carcajada y nomás escuché el grito de su tía:

-- *Lía!!! Chamaca tan criticona!!!

jajajajajaja!! Eso sí, de inmediato me arreglé el cabello y me pinté la boca para verme bonita, bueno-bueno-bueno... digamos menos maltratada.

Señoras y señores, entonces QUE ME QUEDE CLARO que aunque esté trabajando en mi casa-oficina debo arreglarme el cabello, la boca y todo para estar bonita todo el tiempo, no sea que Lía-cara-de-chango me agarre otra vez en la fodonguez.

Jajajajajaja!! No es eso y si es en serio… en serio… es decir de verdad: ya sabemos que los niños dicen las cosas tal cual (diría una amiga: no filtran) y sino pasamos por un espejo,  ellos estarán para decirnos que andamos desarreglados, en mi caso despeinada y despintada. Eso es un decir, porque eso de la “imagen” de uno vista por los otros tiene muchas más cosas de fondo.

De inicio, esa niña cada semana me recuerda que debo tomar un día de descanso y que del otro lado de estás maquinitas, en el mundo de verdad, y no en las redes sociales, hay tantísimas personas que ME DEBO para ver, estar, disfrutar y amar.

En fin… en fin… en fin… que ya pasarán estos tiempos extraños (no cabe otro calificativo, porque esos tiempos no son buenos ni malos, son sólo tiempos extraños) y es seguro que cuando me pase esta racha: me bañaré, me vestiré con mis mejores ropas, me arreglaré el cabello, me pintaré las pestañas y los labios para mi y luego para quien se me ponga enfrente… epa… epa… que también es un decir.

Abrazo fuertísimo con el corazón bien abierto y la mente... la mente... medio lúcida, pa' que les digo que lúcida, si de repente en estos días me arrebatan otras emociones.