martes, 14 de abril de 2015

De las cosas del corazón para el Abuelo...


Para Don Pedro Sosa V.,
 que seguro ya anda proponiendo matrimonio a alguna angelita 
y en sus ratos libres anda ayudando a Dios a 
dictar sermones o rezar rosarios. 


Ayer me dormí pensando en mi abuelo: Don Pedro Sosa, murió hace unas semanas. A su muerte le sobrevive el duelo, sobre todo de sus hijos --obvio de madre--, de sus nietos, bisnietos y tataranietos, esos que humedecen sus ojos al ver el féretro, al saber que ya no estará para andar con su libro de rezos, sus escapularios, su sombrero. Tenía 94 años, nunca perdonaba que le faltaran los frijoles, tortillas y chile en su comida; no fumaba y hasta cuando pudo, subía y bajaba el cerro donde vivió los últimos 65 años de vida. Así con su receta para la longevidad.

Conviví con él a través de mi madre y como estarán las cosas en mi historia familiar que, así, fue el abuelo que más conocí. 

Siempre estaba bromeando, nunca le vi enojado, aunque un día me dijeron que de joven fue bien "cabrón", en fin... que de cierto nada sé, pero seguro que sí: a él, a mi abuela (Doña Hermenegilda) y a mi madre les tocó una ruda vida de campo, que un día les obligó a buscar “mejor vida” en esta ciudad.  Nunca regreso a su tierra, sólo de visita para las fiestas del patrón del pueblo: “El Señor de los Trabajos”, allá por Guanajuato.  

De él, además de su buen humor, recuerdo --y hasta me puedo ver en el espejo-- los cachetes chapeados y el porte para usar sombrero de campo. 

El recuerdo más lejano, claro y vívido de fe y devoción, es de él y era tanta que anualmente organizaba retiros al “Santuario”, no me pregunten de qué o dónde. Sólo recuerdo ver partir a mis hermanos y acompañar a mis padres a recogerlos al siguiente domingo. "Algo" pasaba en esos retiros, me vienen a la mente las quejas de ayunos obligados, dormidas en el suelo, azotes con lazos, penitencias, oraciones  de madrugada, largos silencios y al final estados de tranquilidad con escapularios en el pecho. Esos son mis recuerdos, tal vez mis hermanos más grandes, mi madre o mis tíos sepan, yo nomás tengo vagos recuerdos.

Mi awüelo!! 
Y era tanta su fe, que cuando la conciencia se le fue, porque le llegó la demencia senil, lo único que recordaba era la prédica que se hace en una iglesia y así llamaba a misa a quien se dejara, estuviera cerca y tuviera paciencia de escucharlo, y así empezaba con el sermón. Un día se me ocurrió regalarle una campana y me contó mi madre que se la quitaron porque a él le daba lo mismo, mañana, tarde, noche o madrugada para sonar la campana para el llamado y ya supondrán el susto que le pegaba al acompañante en turno.

Y sí... sí... sí... fue enamorado y nunca les perdono a mis tíos que le ahuyentaran su última "novia". Un día estaba en casa mi madre y llegué de visita y me dijo:

-- Te quieres casar conmigo?? 
Yo
-- No abuelo, soy tu nieta, cómo crees!!!
Él
-- Y que tiene? Estás bien bonita.
Yo
-- jajajaja!! Mamá ya escuchaste a tu padre!!!


Y así con el abuelo Pedro Sosa, el patriarca de la familia Sosa Díaz, y le sobreviven algunos de sus hijos, muchos-muchos nietos, bisnietos y tataranietos, algunos los identifican por los cachetes colorados y la gran sonrisa, esa es de ellos, porque de los Garnica eso no viene. 

Ya pues, que de menos tenía que escribirle estas palabras a mi Abuelo y a mi Madre, que ya alguien tendrá la paciencia para leérsela y pedirle que les cuente la historia completa de cosas que yo no conozco. 

Gran sonrisa desde dentro por una vida plena, dichosa y productiva.  

miércoles, 8 de abril de 2015

Todos los caminos me llevan al yoga

A lo largo y ancho de los últimos 11 o 12 años de mi vida, todos los caminos me llevan al yoga, a la práctica de yoga. 

Y en los últimos días el universo, las circunstancias de mi vida, el trabajo, mis horarios, mi hábitat, ... me llevan a inventar mi práctica personal, mi práctica individual, esa a la que los maestros siempre te alientan que realices fuera de estudio de yoga.
Árbol con mujer, Tepoztlán
(foto: ggs)
 

Y en esa práctica individual, impresionantemente, me di cuenta de la excepcional memoria de mi cuerpo, de mis brazos, de mis piernas, de mis músculos, de mi piel, de mis células, para ejecutar algunas asanas o realizar algunos movimientos. 

Y para esa práctica llega del cajón de mi "memoria-yoga" la voz de mis maestros con diferentes tipos de correcciones: 
  • "sube la rótula"
  • "extiende los brazos"
  • "compacta las caderas" 
  • "codos hacia afuera"
  • "piernas extendidas"
  • "talón bien firme en el suelo"
  • "planta de los pies paralela a la orilla del tapete"
  • "metatarso bien extendido"
  • "manos extendidas, pero sin tensionar"
  • "hombros abajo"
  • "omóplato abajo y adentro"
  • "isquiones hacia abajo"
  • "mete el sacro" 
  • "no hiperextiendas codos ni rodillas"
  • "no saques las costillas"
  • "relaja la cara"
  • "respira... respira..." 

Y de verdad, en cada ejecución me vienen a la cabeza-cuerpo las precisas instrucciones de lo que debo o no hacer, porque se trata de cuidar el cuerpo, no de maltratarlo. 

Y así les digo queridos maestros que sus palabras (instrucciones y correcciones) siguen mejorando mi práctica. 

Y esa es la voz que me guía para los ajustes en mi práctica!

Qué chistoso... sí ya lo sabía y así anduve buscando qué hacer conmigo, mi cuerpo tienen un registro “perfecto” para acomodarse a la práctica yoga y para eso me tengo a mí con todo y las buenas enseñanzas de mis maestros.

Y así que ando en esas y ya cuando las condiciones me den iré a clase, porque...
  • Nada cómo sentir los decididos y perfectos ajustes de Jaqueline; 
  • Nada como escuchar las perfectas y sabias instrucciones de Fernando; 
  • Nada como sentir el apoyo para lograr la ejecución de complicadas asanas de Jess o Cony, y sí...
  • Nada como la guía clara, precisa, fluida y fuerte de Adriana, y por supuesto...
  • Nada como la alegre, divertida y suave guía de Sofi, y qué decir de los primeros maestros Pedro y Caty.

En fin… en fin… que por todo eso hoy, más que nunca, recuerdo a mis queridos, admirados y excelentísimos maestros de yoga y entonces les digo: gracias-gracias-gracias sus enseñanzas, correcciones y recomendaciones hoy me permiten inventar mi práctica personal de yoga.

Los abrazo a cada uno con el corazón bien abierto y la mente bien lúcida.


Namaste  
Que esté bien.
Que estemos bien. 

Nota 1. Contexto del Manual de Seguridad Universitaria 2021

Contexto.  La primera versión de Manual de Seguridad para Instituciones de Educación Superior se publicó en 2011 y la segunda versión salió...