lunes, 31 de octubre de 2011

De las razones de este blog y del principio de escribir



domingo, 19 de junio de 2011
Navegante, Cartagena de Indias, Colombia
No es la primera vez que me pasa, es uso y costumbre que cuando tengo prolongados días de soledad, de solitariedad, me meto a una librería a encontrar a un buen amigo: un libro. Así, fue que llego Elogio de la ancianidad (epístolas morales a Lucilio), de Séneca, a mis manos. Es cierto, los clásicos llegaron “muy tarde” a mis manos, pero han llegado cuando tengo mejores oídos para sus palabras.

El día de hoy me quedo con dos grandes enseñanzas: reservarme el mejor tiempo para mí, ya que las horas, la vida vuela, “unas horas nos han sido robadas, otras nos han sido robadas, otras nos han huido. La perdida más vergonzosa es, sin duda, la que acontece por negligencia”. Así, la primera gran enseñanza de día de hoy es: asegurar bien el contenido del día, es decir: tener conciencia sobre el contenido del hoy y, así, dice Séneca, “será la forma como se dependerá menos del mañana”. La naturaleza nos puso el fugaz, escurridizo, tiempo como juez. Así, será cosa de reafirmar lo que he hecho durante los últimos ocho años, dar tiempo a todo: al trabajo, a la familia, a la escritura, a la música, al baile --pero ya no en solitario, sino en pareja-- y darle tiempo a mi descanso creativo, pero también a la vida en pareja, esa que nunca he tenido.
La segunda cosa que aprendí es: escribir notas al día sobre reflexiones de un tema. Reflexionar y escribir es algo que vengo haciendo desde hace muchos años, pero de manera desordenada. Tengo notas que debo integrar y ordenar, porque de principio me gusta escribir, y ya tengo algunos años haciéndolo de manera sistemática, aunque lo haga mal. En segundo lugar, porque me gusta compartir. Así, escribir y compartir a través de este blog es una gran oportunidad de realizarme en dos cuestiones: darme ese tiempo de escritura y darme ese chance de compartir.

Y a propósito de las buenas intenciones

"Cuando se hizo mujer, aquella facultad comenzó a llenarla de dudas. El don de afectar de modo positivo el curso de los acontecimientos, de poder cambiar el mundo, pero solo para mejor, debería haber sido una fuente de alegría. Sin embargo, Nazarébaddoor tenía la desgracia de tener una mentalidad filosófica y, como consecuencia, ni siquiera su buen carácter innato podía evitar que se viera invadida por una veta de melancolía. Comenzaron a acosarla cuestiones difíciles. ¿Era siempre bueno hacer las cosas mejores? ¿No necesitaban los seres humanos el dolor y el sufrimiento para aprender y crecer? Un mundo en el que solo ocurrieran cosas buenas, un paraíso, ¿sería un buen mundo? ¿O sería de hecho un lugar intolerable cuyos habitantes, exentos de peligros, fracasos, catástrofes y sufrimientos, se convertirían el pelmazos, engreídos y demasiado seguros de sí mismos? ¿Estaba haciendo daño a la gente al ayudarla? ¿No debería dejar de meter su narizota en los asuntos de los demás y permitir que el destino siguiera el rumbo que eligiera? Sí, la felicidad era algo grande y de mucho valor, como ella creía al fomentarla; pero ¿no era la infelicidad igualmente importante? ¿Estaba ayudando a Dios, o al demonio? No había respuesta para esas preguntas, pero las preguntas mismas, de vez en cuando, parecían una especie de respuestas."
--Shalimar, el payaso Salman Rushdie
[Foto y cita: Ggs]

Nota 1. Contexto del Manual de Seguridad Universitaria 2021

Contexto.  La primera versión de Manual de Seguridad para Instituciones de Educación Superior se publicó en 2011 y la segunda versión salió...