Tlalnepantla.
27 de marzo de 2012
27 de marzo de 2012
— Franelas vente a echar un taco…
La mujer de espalda gruesa y prolongado tatuaje en su brazo derecho, arrima su plato de carne con nopales y deja ver el largo tatuaje de su brazo.
De frente una mujer morena con pómulos fuertes, pequeños ojos negros, ceja perfectamente delineada, labios a medio pintar color vino. Toman cerveza para acompañar su comida.
Una mujer de tantos y de nadie. Cartagena de Indias. Agosto de 2011 |
Y de nuevo el grito sale de la fonda.
— Franelas cabrón!!! vente a echar un taco o qué tu también desayunaste putiza??
La mujer de pómulos fuertes me mira esperando mi reacción ante el comentario. Simplemente le dibujo una sonrisa de: te comprendo, las comprendo, no tengo más que decir.
Volví a clavar mi mirada en mis deliciosas tortas de pollo en chile verde.
Después de un rato, el Franelas entra a la fonda, franela en mano, limpia la silla, no sé para qué, y se sienta de lado derecho de la mujer del tatuaje.
— Que no oyes que te estoy hablando desde ese rato o qué ya desayunaste? Porque a mí ya me dieron una madriza para desayunar y ahora estoy comiendo.
La mujer de grueso pómulos me vuelve a mirar y ahora dibuja una clara sonrisa en su rostro que me deja ver sus pequeños dientes blancos. Ahora sólo le sonrío con los ojos, mi boca estaba ocupada con un bocado.
— No mames!! Este cabrón se pasó de verga, se puso loco, me puso mis buenos madrazos, pero no se fue limpio...
El Franelas sale corriendo e interrumpe la narración, un cliente se le va y es el primero del día. Eso grita al salir de la fonda.
Las mujeres siguen comiendo, ahora en silencio, y escucho claramente a Pepe Aguilar en la televisión de fondo. Luego de un rato, le gritan al dueño-cajero-mesero, ya cambia esa chingada música ya estamos hasta la madre.
Por supuesto, asiento con gran sonrisa la aceptación de la petición.
Me despido de ellas con un: buen provecho!
Pensé, qué vida difícil la de estas mujeres ¿dónde trabajarán? ¿en el Bar Barrigón? ¿todavía existirá? En los noventa este bar-cantina de mala muerte daba trabajo a gran parte de las sexoservidoras de Tlalne. Luego pensé: ya no pueden trabajar en el Pasaje de los Arcos, la legendaria zona roja del Centro de Tlalnepantla, la cambiaron por un triste y deprimente pasaje cultural.
¿Por dónde andarán esas mujeres de todos y de nadie acá en mi pueblo?
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