De los monstruos de patas largas y patas cortas. De las otras ilustraciones en la ciudä, Santa Mónica, Tlalne, Edo. México |
<< –Tiene usted que transcribirlo entero. Con su letra. Si no, legalmente no tiene validez alguna.
Eché un vistazo al montón de folios. Quería cabrearme, gritarles que aquello no podría ser. Golpear la mesa y decirles que no tenían derecho a hacerme eso, que yo era un ciudadano amparado por la Ley. Quería levantarme y regresar de inmediato a casa. Sabía que, con la ley en la mano, no podrían impedírmelo. Pero estaba demasiando cansado. Ni siquiera me veía con ánimos de protestar. Haría lo que ellos quisieran. Me parecía que así todo sería más fácil. Me estoy doblegando, pensé. Estoy cansado y me estoy doblegando. Antes yo no era así. Antes me cabreaba mucho. En cambio, me habrían importado un pito la comida basura, el humo del tabaco y la maquinilla eléctrica. Los años no pasan en balde. Uno se vuelve débil. >>
Murakami, Haruki. Baila, Baila, Baila. México, TusQuets, p. 212.
Qué tal!! Esa es mi reacción por estos días: "Me estoy doblegando", "Estoy cansada y me estoy doblegando" y es que, en efecto, los años no pasan en balde y ya soy un poco más débil.
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