miércoles, 11 de marzo de 2015

Una de mis más profundas, constantes y sonadas reflexiones... o el inicio de un LIBRO



Hoy les voy a compartir unas de mis más profundas, constantes y sonadas reflexiones, y a diferencia de los diversos y descabezados temas que público aquí, hoy se trata de un tema serio, muy serio… Y ya mejor les digo… mire ustedes:

El Manual y El Estudio
En el 2010 por azares del “destino” me “llamó” la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) para elaborar una propuesta de contenido de un “Manual de Seguridad” y no les quiero contar el sin fin de “filtros” que me pusieron. Al final, y a la luz del tiempo, pienso que no encontraron a nadie que "quisiera" desarrollar MANUAL DE SEGURIDAD para ámbitos educativos.

Bueno… bueno… no quiero dejar de lado mí experiencia en elaboración de manuales… manuales… pero de capacitación y “ese” era otro manual. Tampoco quiero omitir mí amplio conocimiento y experiencia de las formas de organización y funcionamiento de comunidades universitarias, programas, seguridad, educación, políticas públicas… Digo… digo… en eso ya tengo un camino hecho desde 1994.

En fin… que esa es otra historia, lo que sí es que desde ese momento me puse a investigar, estudiar, analizar, tipificar, caracterizar, sintetizar, conceptualizar… una gran cantidad de “cosas”, que desde mi punto de vista están relacionadas con el tema de la SEGURIDAD (sin apellido ni etiquetas).

Así, en enero y febrero de 2011 tuve la inmensa responsabilidad de “escribir” el citado Manual y, como algunos saben soy cabeza dura, le recomendé a la ANUIES hacer un ESTUDIO que diera cuenta de cómo “funcionaba” la seguridad en las Universidades e Instituciones de Educación Superior de este país, y afortunadamente me hicieron caso.

De ese estudio encontramos:

a) con qué contaban los recintos para “atender” o “prevenir” la seguridad de sus comunidades universitarias: reglamentos, programas, recursos humanos, infraestructuras, equipamiento, infraestructura…

b) qué tipo de violencias y delitos se comenten en los recintos); 

c) indagamos sobre qué estaban haciendo algunas Universidades para atender su seguridad.

Dicho estudio se elaboró de julio a diciembre de 2011 y se publicó en el 2012, y ahí se quedó “congelado” en la librería de la ANUIES, sin difundir, sin dar a conocer qué pasaba y qué hacer para preservar la integridad física, sicológica y material de las comunidades universitarias. CLARO como buena madre me dediqué a comprar y reglar mí libro, no sólo porque es mío, sino porque es útil para conocer sobre el tema de seguridad universitaria.

En la búsqueda de conocimiento sobre la realidad de nuestras comunidades universitarias, no hubo y no hay más pretensión que esa: 

Tener una seguridad universitaria que permita el desarrollo de la docencia, la investigación, la cultura, los deportes y la recreación de sus estudiantes, profesores, trabajadores administrativos y visitantes.

Y aclaro que estos trabajos fueron un gran reto para mí creatividad y mí capacidad en la resolución de problemas, sin embargo, desde el principio (2010), me establecí algunos principios básicos del quehacer en materia de seguridad universitaria y así todo lo que hice y hago parte de:

1. Conocer la naturaleza normativa y orgánica de CADA INSTITUCIÓN EDUCATIVA, es decir reconocer el carácter de cada Institución: pública o privada pasando por su alcance: nacional, autónoma, federal, estatal, y así partir desde su decreto de creación o su acta de constitución donde se específica el espíritu de creación y cómo se organiza cada institución educativa: Rector, Director, Consejos, Juntas, Patronatos y, sin duda, lo que ello implica para tomar decisiones sobre los DERECHOS Y OBLIGACIONES de los integrantes de cada comunidad universitaria.

Y aquí es donde entra definir a quién le corresponde la seguridad de la comunidad universitaria y cómo participan los integrantes de ella en su mantenimiento.

Ese fue y es el espíritu de todo lo que hice en materia de seguridad universitaria, todos saben que tengo una playera de profesora debajo de mis blusas multicolores. Y tal vez no lo dije con suficiente énfasis en esos documentos –porque no me correspondía a mí--, pero ese es “espíritu” y sí se leen los documentos lo verán en todas y cada una de las recomendaciones.

El Manual nunca pretendió ser un documento rector sobre el quehacer de las Universidades, estoy plenamiente conciente de eso y también reconozco que, lamentablemente, no puede ser así y no es un instrumento con carácter vinculante. Conozco de normas y sé de dónde deben derivar para hacerlas “obligatorias” y no es el caso. No aplica. Al final algunas Instituciones hicieron interpretaciones de Manual y lo adaptaron a su caso, por el bien de su comunidad y tomando como base sus ordenamientos y su estructura de organización.

2. El segundo gran principio del que partí para hacer todo, es que cualquier cosas  debe conocer y reconocer las características de la comunidad universitaria: sí o no participan, qué problemas tienen y cómo se atienden. Y aquí se parte, nuevamente, de las bases normativas de cada institución: formas de gobierno, participación y toma de decisiones, preservación de interés general.

3. El tercer principio que consideré fue reconocer que las Universidades e Instituciones Educativas no son islas: son equipamientos que se asientan en colonias, barrios, comunidades, municipios o delegaciones con contextos sociales, económicos, políticos, territoriales y culturales específicos. 

Así, las escuelas, facultades, sedes, planteles, unidades, institutos están en territorios donde se vinculan con actores locales: habitantes, comerciantes, prestadores de servicio, transportistas, taxistas, entre otros… Y así, para atender la seguridad de la puerta, de la reja, de la garita, de la malla, para afuera hay que invocar y convocar las instancias de seguridad pública local o estatal.

Esta es la primera parte de las reflexiones que ME debía y me urgía escribir.

La segunda parte de mis meditaciones, cavilaciones y, aquí sí, trabajos son los grandes y números esfuerzos y propuestas que desarrollé y presenté en 2012, 2013, 2014 y, ahora, 2015 ante diferentes instancias ANUIES, SEP y diferentes Universidades para dar el siguiente paso, es decir:

Desarrollar protocolos y acciones específicas que permitan a las Universidades e Instituciones de Educación pasar de medidas REACTIVAS a ACCIONES DE ATENCIÓN Y PREVENCIÓN DE LAS VIOLENCIAS Y LA DELINCUENCIA.

Y aquí va desde describir qué acciones se llevan a cabo cuando una persona está vendiendo droga en un plantel educativo, hasta cómo registrar los diferentes incidentes de violencia y delincuencia que ocurren al interior y entorno inmediata o cómo contratar una empresa de seguridad acreditada o qué hacer ante un robo con arma de fuego dentro de un salón de clase o qué hacer para prevenir consumos de riesgo por tabaco, alcohol y drogas entre los jóvenes. 

En fin… que del sin número de temas que sé que se deben precisar tomaré la decisión de cuáles describiré como un proceso, para vislumbrar un protocolo de actuación. En fin… que hay que trabajar y ya estaré en eso.

Y sí, también implica evaluar el “Estado de la Seguridad Universitaria” de los recintos educativos de nivel superior… Bueno hasta tuve la puntada de proponer un Ranking de buenas prácticas en materia de seguridad universitaria, a fin de socializar aquellas experiencias que por sus buenos resultados* deban difundirse para su “uso” en otras IES. *Evidente a partir de un modelo y de indicadores.

Y así que, prácticamente, llevo 4 años buscando a diversas autoridades para ver qué hacemos. Nadie… nadie… nadie… ha negado la importancia, relevancia, interés, pertinencia de la seguridad escolar y seguridad universitaria, PERO nadie le quiere entrar. Y ni piensen que esto tienen un costo altísimo no-no-no… incluso les doy opciones de búsqueda de financiamiento… en fin… que cuando sé cuánto y qué gastan en otras “cosas”, la verdad me da enojo y dolor de estómago.

Al final en todas esas instancias dejé propuestas y espero, de verdad, que me las pirateen y las hagan, no importa que me den créditos, el chiste es que lo hagan.

Y así al final de todo este camino y desde el año pasado traigo paseando en mi cabeza una idea:

Voy escribir un nuevo Manual de Seguridad Escolar y Universitaria.

Escribiré ese un Manual de Seguridad Escolar y Universitaria y lo llevaré a una editorial, sí me lo compran y lo publican estará súper chido, en última instancia haré una impresión en versión digital descargable y tan-tan.

Y así… y así… que hoy empezaré ese libro y en TRES meses ya les digo en qué voy, porque tengo tantas cosas que “decir” (escribir) sobre 
  • La seguridad,
  • La seguridad universitaria,  
  • La integridad física, sicológica y material, 
  • Las violencias, 
  • La delincuencia, 
  • Los factores de riesgo, los factores de protección, 
  • LA PREVENCIÓN… que esta cabeza… esta cabeza… cabeza-corazón se sentará a decir… decir… lo que deba decir.

Y tan-tan…

Gracias a mis seres más cercanos y al más querido de mis seres por aguantar mis cavilaciones y frustraciones (ph) sobre el tema, sí no se las cuento, tal vez los “otros” sí me hubieran convencido de que esto que hago no es útil o peor aún: NO EXISTE, que los problemas de seguridad en escuelas y universidades sólo están mi imaginación, en mí cabeza corazón.

Y ya… pues… ya pues… que es una nota larga y ya después no querrán leer mi nuevo Manual… jajajaja…

Vale pues…

Que estemos bien.  

P.D. Hay cosas que sí dependen de mí y me acordé que tengo el mejor capital para hacer este trabajo: yo!! 

De los viajes en el metro para las personas pequeñas...


Y en la repleta estación de metro Juárez,  aceleré el paso para subir al repleto vagón del metro, pero alguien más veloz y más feroz me empujo por la cintura para SUBIRME  --aunque no lo crean-- de manera más rápida y más decidida.
Vagón sin uso intensivo,
Línea 12, marzo de 2015

Cuando sentí el tocamiento de “esa” mano, inmediatamente volteé a ver quién era --porque, obvio, no me podía mover--, y para mí sorpresa no vi a nadie y la segunda vez me tuve que agachar para observar que fue una mujer pequeña. No era enana. Era una mujer pequeña: una señora pequeña, tal vez de 1.30, no más de 1.40 cm.

Y su mano se mantuvo unos segundos en mi cintura hasta que se acomodó y no fui la única extrañada por tan veloz y audaz movimiento, y entre las mujeres apretujadas en el vagón miramos, para buscar y comprobar, que no había nada de lo que se pudiera sujetar, así que, pacientemente, le abrimos camino hasta un pasamanos a nivel de cintura.

Y así, las mujeres del vagón-repleto-de-mujeres nomás nos miramos, elevamos los hombros y sonreímos. 

Ya de regreso y con más calma, hice un ejercicio que "alguien" me dijo que hace para “comprobar” las perspectiva de los demás para mirar las cosas y así flexioné mis rodillas y me di cuenta que el mundo de los de debajo en el metro de verdad, de verdad, se ve y se vive de manera bien diferente.

Nota 1. Contexto del Manual de Seguridad Universitaria 2021

Contexto.  La primera versión de Manual de Seguridad para Instituciones de Educación Superior se publicó en 2011 y la segunda versión salió...