miércoles, 26 de septiembre de 2012

De las súplicas...

Me acordé de mi amá, cuando necesita que algo salga bien, dice una frase como: “en nombre sea de Dios”. Debe ser profundo su significado porque hasta puedo ver cómo cierra los ojos y hasta se santigua.

De mi madre y de mi abuelo, es seguro, debo tener una vena espiritual, y no tengan duda: la corte hace muchos años. Ya saben: me gustan los caminos largos
La Vega, República Dominicana, agosto de 2012.
Pero tampoco tengan duda: regresé por convicción y digamos que gracias a mi práctica de yoga; porque algún día a este cuerpo le faltó un espíritu, porque mente —recuerdan bien—, en este cuerpo "siempre" ha habido. 
Recordé esa frase, porque hoy al mandar un correo con un documento que sintetiza el trabajo de año y medio, no sólo mío, sino de dos personas más, me surgió la necesidad de suplicar para que todo salga bien o más que bien. 

Entonces: cerré los ojos, di clic en enviar y repetí “en nombre sea de Dios”.
 
Así pues, ya hice lo que me tocaba: hacer un trabajo impecable y no hablo de perfección, hablo de impecable porque hice lo que tenía que hacer de acuerdo a mis capacidades y, creo, hasta un poco más. Las chicas hicieron lo suyo. Los colaboradores externos hicieron lo suyo. 

Así que: “en nombre sea de Dios” y que todo vaya como tenga que ir.

Om
Amén

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