La traté de calmar y le dije:
-- Muy bien no te preocupes, ya me dijiste tú, ya estoy enterada, allá nos vemos.
Y me dice:
-- ¿Pero cómo vas a llegar si no te he visto para invitarte y no conoces Cuautitlán?
Estén seguros: me entró un ataque de risa y le dije:
-- No te preocupes, ya me dijiste, ya me darán la dirección.
Y volvía con su angustia:
-- ¿pero cómo vas a ir, si no te he visto para invitarte?
Ella angustiada y yo muerta de risa nomás de pensar que había en su cabecita, para ella, en este momento, las invitaciones no funcionan sí no ve y hablan con las personas.
Le tuve que repetir varias veces: "no te preocupes allá estaré", hasta que la convencí y me dice:
-- qué bueno Angelita!!!! porque habrá lluvia de burbujas.
Así que mañana cumpliré mi palabra de ir hasta el fin del mundo a una fiesta de cumpleaños con lluvia de burbujas.