Del graffiti, Nezahualcóyotl, mayo de 2013. |
<<Era una fanática del orgasmo. El orgasmo era su religión, su meta, el más alto imperativo de la higiene, el sinónimo de la salud y hasta su orgullo, porque la diferenciaba de las mujeres menos felices, igual que pudiera haberlo hecho un yate o un novio de postín. Y no era fácil hacerle sentir placer. Lo pedía <<más rápido, más rápido>>, y después <<despacio, despacio>> y luego <<más fuerte, más fuerte>>, como un entrenador que marca a gritos el ritmo a los remeros de un K-8. Completamente concentrada en los puntos sensiblede su piel, conducía su mano para que la pusiese en el momento preciso en el sitio preciso. Él sudaba y sus ojos veían pasar la imagen de la mirada impaciente y del cuerpo de ella que se agitaba afanosamente, la imagen de ese ágil mecanismo para la fabricación de una pequeña explosión en la que residía el sentido y el objeto de todo.>>
-- Kundera, Milan (2013). El libro de la risa y el olvido. México, TusQuets, pp. 266-267
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