Y esta historia se trata de abrazar la vida con el corazón
bien abierto y la mente bien lúcida
para que cuando me toque
soltarla lo haga sin titubeos .
No sé cómo escribir esta historia sin que suene (se lea) dramática. De
verdad que no quisiera que sonará a eso, porque en el momento que en que la
escribo tengo plena tranquilidad, paz, serenidad y lo más
importante tengo mucha alegría por estar bien y tener la decisión de recuperarme --y tomen ésta
expresión literal, porque se trata de recuperar mi vida--.
Taxco, Guerrero, octubre de 2013. |
Y bueno pues… ya saben que de estas historias siempre tengo aprendizajes
que ahora sí me pusieron en razón sobre muchas cosas… De verdad que sí… no es
exageración… no estoy de bocona --porque acepto con humildad que a veces creo que puedo mucho y el resultado
es que puedo poco y a veces… nada--.
No entraré en detalles de cómo fue qué me puse tan mal, al grado que un día
de esos… hace como quince días llegué al área de urgencias de un hospital con fiebre y un malestar
integral… y así… así… así… y así llegué,
me llevé, al límite de mi capacidad humana en todos los sentidos: mental, espiritual y física. Y una cosa
arrastra a la otra y es que en un aliento, y con ayuda en un jovencito, ME
ARRASTRÉ al hospital.
Uy!! Uy!! Les pasarán muchos pensamientos cuando leen esto: cómo me pasan
esas cosas, por qué deje pasar eso, por qué no fui al médico, por qué no pedí
ayuda, bla-bla-bla-bla… sólo les digo: hice
lo que pude en mi condición y con mis recursos. Ni más ni menos. Y es de verdad cuando les digo: que hice lo correcto.
Y me queda claro que en las dos situaciones más críticas de mi vida, el ser consciente de mi respiración me puso
a salvo. No tengo duda de eso. De verdad que no, porque ese simple acto me
mantuvo “consciente” de la vitalidad y simpleza de la vida.
Y no se pueden imaginar cómo un cuerpo vencido por la fiebre se pudo poner
en pie y caminar.
Y lo recuerdo perfectamente: cuando no podía ni sostenerme empecé a
repetirme como mantra: RESPIRA-RESPIRA-RESPIRA
y respiré no a bocanadas como mi cuerpo me lo exigía, no sé cómo le hice pero respiré
por la nariz y eso mantuvo la cabeza y el corazón en su sitio, porque de verdad
sentía que me iban a estallar.
Y así… y así… pude controlar mis incontrolables movimientos de manos,
brazos, boca y dientes, y a mis piernas las hice caminar.
Y cuando escribo esto, casi vuelvo a sentir la pesadez de mis piernas para
andar… uyfff!! Qué fuerte… qué fuerte… es eso “perder” el “control” de tu cuerpo
físico.
Y entonces con cada repetición de r e s p i r a logré dar cada paso que me llevo a la puerta
correcta del área de urgencias.
Y no saben… no saben… no se pueden imaginar cuán agradecida estoy con ese
jovencito, que con ojos asustados, no titubeo en arrastrarme al hospital. Tengo
una gratitud inmensa… Infinita… Y no sé cómo le pagaré algo que no tiene
precio: mi vida… uyffff!!
Y me vuelven a la mente las imágenes de solicitud de auxilio a los policías
y a los transeúntes para que ayudarán al joven a llevarme a la puerta de
urgencia.
Y en efecto: nadie ME socorrió. Y así está la compasión en este país.
En fin… sin más dramas: llegué a urgencias, me atendieron, me medicaron más y ahora están en busca del bicho que
provocó todo esto. Yo les digo que ya sé cuál es, pero nadie me hace caso…
jajajajajaja!! Porque dicen que “ese” es
un bicho social y no biológico, pero yo les digo que esa es la causa de tanta
dolencia integral, porque estoy segura que “ese” mal me atacó primero la mente,
pasó por el espíritu y me llegó hasta el cuerpo. Es de ese bicho es tan amenazante que busca castrar la creatividad, arrancar el buen trabajo, quitar la
confianza, aplastar la buena intención y robarte el espíritu.
En fin… en fin… que los doctores no creen que en la química sanguínea
aparezca ese bicho, pero yo les digo que si hacen otros exámenes verán cual esa
la causa de tanto malestar.
Y pues qué les digo, en esta ocasión, como en otros
momentos difíciles en los últimos tiempos, tener unos ojos en que mirarme, una mano que
sujetar para levantarme y unos brazos para “rendirme”, son una condición que me da
alivio, seguridad y fuerza a todo mi ser. Y ya pues… ya pues… qué les digo… que estoy conmovida por tanta
bondad y buena querencia, soy afortunada y puedo dibujar una gran sonrisa al mirarme en sus ojos.
Y bueno pues... mi madre que con todo y sus piernas y rodillas dolidas me llevó mis flores de nochebuena; y mis hermanas y mis sobrinas… uyfff!!! qué les digo… ellas me dan las otras medicinas para curar mi mente y mi espíritu. De nuevo mi hermana Leto me
cuido como si fuera su hija.
En fin.. en
fin… ya pasó… ya pasó y estoy bien.
En fin... que si me gusta mi trabajo y quiero seguir en esto unos añitos más: me debo cuidar y bajarle de wüevitos a todo. Que no hay trabajo ni exigencia profesional que pagué los costos de mi salud.
En fin... en fin... que del trabajo: doy gracias al equipo que cuidó, atendió y resolvió lo que les tocaba!! ya ven... todos somos necesarios pero no indispensables, así que a partir de hoy: me voy un mes de vacaciones... jajajajaja!! jajajaja!!!
Ya pues... y ya en serio que le debo bajar al trabajo porque MMMM!!! mmm…!!! No omito señalar que todos los doctores dijeron que
el elemento que “contribuyó” a que todo se desencadenara de esta manera fue el estrés y yo digo que sí, el estrés, el
miedo, el cansancio --ya agotamiento-- provocado por el bicho ese… ya pues… que no lo
puedo escribir, no sea que mi compu también se infecte.
Bueno pues, nomás les digo que cambié
algunas cosas: ya no
dedicaré tanto tiempo a las redes sociales, eso de alimentar mi ego por este
medio me quita mucho tiempo, porque además supondrán tengo mucho que hacer: recuperarme, dormir, caminar, leer, hacer
yoga, bailar, bailar muchooooooo, cantar, escribir, trabajar, abrazar a mi
chambelán y abrazarme a la vida… Abrazarme a la vida con el corazón bien
abierto y la mente muy lúcida para que cuando me toque soltarla lo haga sin
titubear.
Así las cosas: no acepto reclamos por no llamar, “no avisar”, no escribir,
por no ver, ... ya pues… ya pues… ya saben que ando en otras cosas: cuidado el
cuerpo físico, buscando el BIEN-estar en mí vida.
Y ya pues, que ando en mis pocas horas de trabajo y ya me tengo que poner hacer otras cosas, así que… les
mando abrazo fuertísimo, que donde los vea se los doy inmediato.
Cuídense de todo… y no le hagan caso a los pensamientos turbios, ya ven que la mente bien "colocada" puede hacer magia... hasta conmigo… jajajaja!!
Ya pues… ya pues… ya pues… que Dios es grande y bueno conmigo, y debo
cuidar cada minuto de lo que me reste de vida.
Que estén bien.
Que estemos bien.
Namaste
Shanti
Amén
Shalom
Om mani padme hum
(ॐ मणि पद्मे हूँ)
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