No hay manera de que termine el 2015, sin que
me dé la oportunidad de reflexionar sobre mis historias de vida.
Si tuviera que resumir en una fase mis experiencias en este año diría que: me rompí la madre y me volví a
restituir, y me la volví a romper y me volví a pegar, y cada pedazo de mi,
lo levanté, lo sacudí y, a veces, hasta los lavé con lágrimas.
Así, pegué mi cuerpo, mi mente y mi espíritu,
para seguir andando por esta vida. Y así me explicó mi lesión en la rodilla y
los largos meses de estese quieta. Me lo prometo y no lo vuelvo hacer: ya voy a tomar vacaciones de verdad... jajaja!!
En el 2015 me invadieron sensaciones de miedo, enojo, impotencia, frustración,
tristeza, coraje, terror, horror y profunda tristeza; pero también tuve momentos de paz, lucidez, alegría,
frescura, de buen humor, de ánimo, amor. Y es que al final del día --del 2015-- de eso se trata la vida: es un interminable ir y venir en ese mar de emociones.
Todas esas emociones, me llevaron, como
ningún otro momento de mi vida, a guardar silencio, a escuchar, a observar, a
preguntar y a aceptar, sólo aceptar las cosas tal como son, aunque no me
gusten. Así, me acepté vulnerable, falible, torpe, ignorante, insegura,...
Hay cosas que debo decir en voz alta, porque
ya saben que soy mi peor verdugo, cometí
muchos errores, muchos, muchísimos, tantos como nunca antes los había
cometido. Y ante ellos, tuve que ver
alternativas para solucionarlos, tomar decisiones para corregir o hasta aceptar,
a veces en silencio y otras tantas con mucha amargura: la cagué, la regué, me
equivoqué, y hay que pagar las consecuencias.
Y pues sí, de eso se trata, también, la vida: de tomar decisiones y asumir las consecuencias, sean las que sean. Y
créanme, no soy de las que sale corriendo, aunque tenga ganas, así que me detuve
para afrontar lo que me tocaba. Y ahí les encargo las enseñanzas que tuve en el 2015.
Este año aprendí muchas cosas, sobre todo de
mis errores, pero estoy segura que mi margen de error en el futuro será menor,
no digo que no me equivocaré, porque seguro lo haré, lo que digo es que los
errores ya no serán tan graves.
Otra cosa que debo decir en voz alta es que
en 2015, la vida puso a prueba de fuego mi sistema de valores: responsabilidad,
honestidad, conducirme con verdad y ser agradecida, y no les quede duda, pasé
las pruebas, no había manera de reprobar, siempre lo he dicho: mis padres
hicieron un excelente trabajo, forjaron una mujer integra, no es
pretensión, así es. No tengo, más que decir.
Agradezco a todos y cada uno de los seres
humanos que transitaron por mi vida. Algunos pasaron, otros ya se fueron (y no volverán) y otros permanecerán (si así lo quiere la vida). Sin duda, debo hacer un gran balance por los “amigos” que
perdí este año y no hay nada que decir, sólo que ya no soy la misma
de hace 30 años, a mis 46 años mis intereses, gustos y disgustos son
diferentes.
Agradezco las horas de baile, de risas, de
buenas comidas, de grandes pláticas y de viajes, en especial ese a España y
Portugal donde pude ver, oler, comer, beber, respirar, caminar despacio y sin
prisa, mirar el cielo, tocar las hojas, andar a su lado…
Agradezco infinitamente llegar sana, integra
y con ganas de seguir transformando el mundo, aunque a veces sólo se quede en
intento, pero por lo menos podré decir:
lo intente, de eso no les quede duda.
Vale pues,
¡¡¡ Gracias a todos y cada uno de los
seres que han sido maestros de paciencia, honor, justicia, valentía, amor y
perdón, y que por supuesto me permitieron conocer mi fuerza y mi integridad!!!
Nadasté: la luz que habita en mí, honra y saluda la luz que habita en ti.
Shalom: paz y bien estar con ustedes.
Om maní padme hum ॐ मणि पद्मे हूँ
Amén: así sea, que así sea, que tengan lo que más anhele y necesite y tengan la capacidad para recibir.
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