Puessssss sí... ya saben (sin que les cuente...)
es pa'el dueño de mis quincenas... sí las tuviera!!!
es pa'el dueño de mis quincenas... sí las tuviera!!!
Y a veces quiero decir tanto qué no sé por
dónde empezar…
mmm!!
MMM!!
MMMM!!!
MMMMMMMM!!! ((es un mmmm!! Porque estoy
respirando largo y profundo para ordenarme la cabeza-corazón)).
Entonces les digo que quiero decir mucho, porque en los últimos años acumulé
muchas emociones y no sé por dónde empezar para expresar algunas, aunque viniendo de mi lo más
natural es DAR GRACIAS, así que:
GRACIAS a mi chambelán, al dueño de mis quincenas (claro… si las
tuviera), al hombre que me da centro, aliento, fortaleza y alegría, más, a mi
vida.
Sí, gracias al “hombre espanta gatos”!!!
Sí, gracias al “hombre espanta gatos”!!!
El hombre-espanta-gatos |
Mmm!! y es que quisiera contarles cosas sin
decirles… uyfff!!
En fin… En fin… que les contaré sin decirles…
El “hombre
espanta gatos” es inteligente (es una mente brillante y eso fue lo primero
que le “vi”), es alegre, burlón, risueño, solidario, “amoroso” (a su modo),
respetuoso, franco, bailarín y come-pan.
Con el hombre
espanta gatos no hay promesas, ni juramentos de presencias, ni de querencias,
ni de amor, menos de amor eterno. Lo más significativo, lo más comprometedor,
que nos hemos dicho el uno al otro y eso fue hace bien poco:
Yo:
- Un día vamos a tener un gato.
Hombre espanta gatos:
- Pero que sea un gato montes.
El “hombre espanta gatos” es el único que
tiene duplicado de las llaves de mi casa y también de las de mi corazón, pero
como alguien me dijo: “esas llaves no tienen duplicado, son originales”. Así, él
es el único que tiene las llaves de mi corazón.
Sabë… sabë... pero nos hemos encontrado en algunas
cosas... cosas… simples cosas:
- la lectura,
- la música,
- el silencio,
- las caminatas,
- la comida,
- la bebida,
- los viajes (los suyos, los míos y los nuestros),
- la fotografía (la suya, la más profesional; la mía, obvio, de eterna aficionada),
- la ciencia (la suya, muy la suya; y la mía, la social),
- el trabajo (el suyo y el mío),
- el cultivo de la mente (cada quien a su modo, pero tenemos salud mental y emocional),
- el cultivo del cuerpo (en buena onda… digo… por salud, la suya y la mía),
- el baile (nuestra salsa y mis cumbias) y así un día nos gustó la misma canción y tuvimos 1 canción para bailar; luego nos gustó otra y teníamos 2 canciones; y ahora dice que “pa’ qué tenemos 1 ó 2, sí podemos tener 80”.
Y así las cosas, que tal vez tenemos todo y
así no tenemos nada, y así cada tanto practico el desapego a nos, a él y a mí
con él, y se silencia la música, y no hay pasos de baile, y no hay experiencias de
comida y cada quien anda por su propio camino.
Nunca y
siempre son palabras que no están en
nuestro vocabulario. Tal vez les suene aburrido, pero perdón, tampoco, es una
palabra común. Yo desaprendí esa
palabra y tengo muchos porqués, principalmente porque no hay motivos para pronunciarla.
En fin... que otro día… otro día… En otro momento… En otro instante de lucidez de la
cabeza-corazón les contaré otras historias sin decirles para que sepan lo feliz que soy cuando voy de su mano, porque un día me atreví a sujetar su
mano y eso fue lo más osado que había hecho en mi vida y no he querido
soltarme.
Y ya pues...
Y ya pues... que al final ya dije mucho contando...
((Y con mi fe, que ya saben que es limitada, nomás le pido a Dios que lo guarde. Esa es la plegaria más grande y más fuerte que conozco: que Dios lo guarde muchos años con la misma fuerza, inteligencia, bondad, paciencia, sabiduría, alegría que él tiene para que me siga espantando los gatos cuando juego con ellos)).
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