martes, 15 de noviembre de 2011

Una espera en Bellas Artes


Una espera en Bellas Artes
14 de diciembre de 2009.
Llegué cerca de la una treinta a Eje Central y Francisco I. Madero, pensé tengo media hora, voy a caminar un rato, la cita con Pedro es a las dos.
Caminé sobre Eje Central y me encontré una maravillosa tienda de películas en DVD. Del mundo del DVD lo que atrapo mi mirada fue el título de Las flores del cerezo, por fin y después de una larga búsqueda la encontré; luego vi el título de La Vida en Rosa y luego de La Visita de la Banda y luego El Tigre y el Dragón y luego pregunté por la Ley de Herodes y todas a mi disposición y a buen precio, y estaba a punto de cargar con la vida de Francisco I. Madero, pero ya era demasiado, no tenía prevista esta maravillosa compra de películas.
Cada película representaba una larga búsqueda: El jardín de los cerezos por la historia, por las ganas de que la vean mis hermanas, mi cuñado, mis sobrinas, … y La Vida en Rosa … ahhh por supuesto por el drama que cubre a las mujeres brillantes y exquisitas y sórdidas y solitarias como Edith Piaf; ah La Visita de la Banda porque desde que vi los cortos, la anote, estuvo en cartelera y se me fue, y no me puedo perdonar no verla; El Tigre y el Dragón por la maravillosa música que hace unas semanas transmitió Sergio y Emilio en su Programa Referencia de Tan Dun, no lo conocía e indudablemente me cautivo y dije: esa peli la tengo que ver para escuchar la música; al final, la Ley de Herodes, porque desde que llegué al municipio la tengo en la cabeza y la debo ver de nuevo, porque quisiera proponer una versión corregida y aumentada, nomás para hacer evidente que la realidad rebasa la ficción.
Bueno todo eso y aún así llegué a Bellas Artes al diez para las dos. Decidí entrar a ver libros, moría de ganas por comprar uno, pero resistí, resistí y sólo compré el número anterior de Algarabías. No soy adicta a esta revista como dice el slogan, no, no, no, un solo artículo rezumbo en mi cabezota, no recuerdo el título pero es sobre el uso de gerundios… ahhh sí los odio y dije veré por qué más debo odiar a los verbos sin tiempo y sin sujeto…!
Salgo de Bellas Artes: 2 en punto, perfecto, pensé —mientras espero me aplasto aquí en el mero sol para quitarme el color amarillo oficinista que traigo y ahí en las escaleras de acceso al Palacio, ahí mismo posé mi trasero, mientras con gran ansía sacaba mi revista para chutarme el artículo ese de los gerundios y en esas estaba cuando un muchacho como de unos 22 o 23 años se sienta cerca de mí y me dice:
     ¡Qué calor!
Cordialmente lo volteo a ver y le digo:
     Sí, bastante.
Y vuelvo a clavar mi mirada sobre la revista, y ahí estaba clavada en la textura de por qué las resistencia al uso del mentado gerundio y qué cómo se debe usar, mientras el muchacho siguió hablando, hablando y seguí sin poner atención hasta que con acentuado movimiento de cabeza y una larga inclinación de su cuerpo hacia mí me pregunta
     ¿Te gusta el arte? ¿Te gusta la ópera? ¿Hablas italiano? ¿Eres intelectual?
El movimiento de acercamiento del chico y todas esas preguntas me sacaron de mi lectura. Así que cerré mi revista ¡gran error! y lo volví a mirar. En ese instante se arrejunto hacía mi, sólo pensé qué extraño y qué confianzudo, pero lo observé detenidamente: güerillo, carita bonita, fresa hasta la chingada, sonrisa amable y buen cuerpo —eso también lo vi cuando estaba sentada! y lo pude constatar cuando se levanto—.
Ya con toda mi atención, replanteo la conversación:
     A mí me gusta la música balcánica y a ti la clásica, pero dime ¿a qué te dedicas? 

     Soy maestra.
Esa es mi respuesta favorita para no explicar mi trabajo y dar detalles de lo que hago, porque además de que es difícil de entender, a nadie le interesa quién, cómo, dónde y para qué carajos se hace planeación o investigación sobre temas sociales, urbanos, educativos o culturales.
     ¡Qué padre! ¿Y de qué das clase?
     De sociología.
Y dice con gran alegría:
     Ah!!! un día leí un libro de un sicólogo que se llamaba Dyler y el decía que la felicidad estaba en uno y que …
Bla-bla-bla…, pensé carajo otro que se equivoca, ni cómo andar por la vida con dos tarjetaa, una que explique qué es un sociólogo y otra qué sicólogo, juguemos a identificar las diferencias... Chale!!
     Ah!! pero ya dime ¿sabes italiano?
     No, no, no sé italiano ni inglés ni alemán ni portugués, los idiomas no se me dan, ya será en otra vida.
Y de nueva cuenta me echa el rollo de Dyler sobre el poder de la intención y que sí uno dice que unos es tonto y que sí uno dice que es infeliz eso eres porque bla-bla-bla y remata:
     … Al final somos lo que queremos ser.
Y le agrego:
     Así es: somos lo que pensamos
Recordando y citando a Siddharta Gautama, alías Buda.
Y vuelve a las andadas…
     Me llamo Brandón y vengo de Playa del Carmen.
Pensé: qué nombre, quién pone un nombre así a su hijo, me chocan los nombres: Brandon, Brayan, Bradley, … pero no puede dejar de pensar en Playa del Carmen… y le agregó:
     Bonita tu tierra!
     Ah!, pero yo soy de Veracruz ¿conoces?
     Sí, sí, muy bonita tu tierra.
Y regresa al tema de los idiomas.
     ¿Sabes italiano? es que pensé que sabías italiano, porque pareces italiana, porque además tienes cara de saber muchas cosas…
Y pensé carajo!! qué traigo en la cara que la gente piensa eso!
Y pregunta:
     ¿Te gusta caminar?
Y sólo a mí se me ocurre contestar y además contestar con la verdad…
     Sí, me encanta caminar.
Mientras contestaba saqué mi celular y le marqué al pinche Pedro para saber dónde carajos estaba, ya era demasiada plática para mi nivel de conversación con extraños.
     A quién esperas? ¿a tu novio?
     No! A un gran amigo.
     Es una amigo, pero que quieres que sea tu novio??
     No!! no!! Pedro es un amigo de toda la vida, de la universidad, del trabajo.
     Ojalá no venga tu amigo para que te vayas a caminar conmigo…
Y con una gran sonrisa en su joven rostro, agrega:
     ¿Algún día saldrías conmigo?
     !Claro que no!
     ¿Cómo te gustan los hombres? Ah!!! ya sé: mamados!!!
No sé cara puse, y corrige un tanto espantado...
     Perdón, perdón...!! a ti te gustan los hombre inteligentes no los tontos.
Que conste que no fui yo quien lo dijo: hombres mamados igual a hombres tontos.
Los zapatos me quemaban los pies, el sol me tatemaba la cara, el chavito acosándome con sus preguntas y el pinche Pedro que no llega.
Volví a marcar y por fin contesta:
     ¿Pedro?
     No, su hijo.
     Ah!! Me volví a equivocar, ahora te borro y le marco a tu papá por el otro número.
Sigo marcando, en ese momento mi incomodidad por las preguntas y el acoso del chamaco me cagan la madre, ordene mis cosas, mientras el chico observa y dice:
     No quieres platicar conmigo ¿verdad?, quieres leer ¿verdad?, quieres estar sola ¿verdad?...
En ese momento y ante todos los movimientos negativos y afirmativos con mi cabeza, se fue.
En ese momento lo vi de pie: buen cuerpo? Sí, sí pues… pero no es todo… a veces, cómo en su caso, eso no es nada!
Me quite de agobiante sol de Bellas Artes mientras buscaba un cachito de sombra del edificio de Sears.
De lado derecho una seño disfrutado de la sombra y de lado izquierdo una joven disfrutando del sol, y en esas estaba, ya sin leer mi revista, sólo mirando a los transeúntes domingueros de Bellas Artes. Mirando esa foto, veo al tal Brandón hablando con una joven, habla y habla y sigue con su gran sonrisa en la cara mientras sale bateado; y luego busca a la chica de mi lado izquierdo y va de nuevo, lo batean.
Ya era mucha la espera.
Decidí irme, mientras pensaba en la soledad del chico, en su necesidad de hablar y buscar compañías, pensé seguro que las encontrará, no me cabe la mejor duda. Y remate mi retirada pensando: pinche Pedro me las va a pagar por citarme en un lugar así y dejarme plantada! Ya lo que quería era llegar a casa, comer, poner unas palomitas y ver mis pelis, de las cuales me eche tres ese mismito día!

Cita con el libro del momento...


Y entonces cuando leo esto se me dibuja una gran sonrisa y me digo: a ti ya te hubiera ejecutado varias veces!!! y les comparto un diálogo del libro del momento...
 
   Mira, por ejemplo, en Alphaville, a las personas que lloran las arrestan y las ejecutan en público.
   ¿Y eso por qué?
   Porque en Alphaville no está permitido tener sentimientos profundos. No existen cosas como el amor. Tampoco existen las contradicciones ni la ironía. Allí todas las cosas se procesan mediante la aplicación de fórmulas matemáticas.
Kaoru frunce el entrecejo.
   ¿Ironía?
   Es cuando una persona se observa a sí misa, o algo que está relacionado con ella, con mirada objetiva, o también desde el punto de vista contrario, y encuentra su vertiente cómica.
Kauro reflexiona un poco sobre la explicación de Mari.
   No acabo de entenderlo. Pero bueno. ¿En Alphaville existía el sexo?
   Sí, el sexo sí existía.
   ¿Un sexo que no necesita ni ironía ni amor?
   Sí.
Kaoru ríe divertida.
Murakami, Haruki (2011).
After Dark
.
México, Tusquets Editores. pp. 77 y 78.
 
Entonces además de leer el libro hay que ver la me la pelí...
  

domingo, 13 de noviembre de 2011

sábado, 12 de noviembre de 2011

Las mejores fotos no se sacan con ninguna cámara


Siempre me he dicho y ahora se los comparto: las mejores fotos no se sacan con ninguna cámara. Mis mejores “imágenes” no las guardo en ningún álbum ni impreso ni digital, las atesoro en la cajita de mis recuerdos de los sentidos, de la mente y de eso que llaman corazón. Hoy me recordé de ese pensamiento cuando caminaba por la calle de Madero, yendo de Eje Central hacia el Zócalo.
Y les cuento.
Y es que por la calle de Madero desde que es peatonal, al menos que sea indispensable, como hoy, no camino, porque para mí gusto, está muy concurrida y, a pesar de que soy animal de contacto, hay cosas para las que no tengo mucha paciencia.
Por ejemplo, ir detrás de mujeres que tienen que caminar de puntitas y con mucho cuidado porque sus tacones se atoran o su tobillos se les van de lado —aunque debo confesar que a veces me divierto con esas escenas y hasta me detengo a bobear— o ir a lado de las doñas que llevan miles de bolsas o grandes paquetes que te van noqueando — bueno aquí ni que decir, cuando me piden disculpas sólo les regalo una bella sonrisa y me voy pa otro lado—.
Bueno, pues, esa es mi historia con la calle de Madero y sus transeúntes, desde hace unos meses.
Hoy no me quedo de otra y tuve que andar por la calle de Madero, porque eso sí, pa’ caminar de noche es lo más seguro para cruzar el centro. Fue entonces que me acordé de ese pensamiento, porque hoy retraté una de esas imágenes que se captan con el olfato, con el oído, con la boca, con las manos y, por supuesto, con los ojos. Son el conjunto de los sentidos y los recuerdos, de aquí de allá, los que permiten captar y guardar pa’ bien adentro esa gran imagen, que valga decir, también es indescriptible.
La calle de Madero, por lo menos, hoy, y en ese rato que anduve, estaba llena de esa versión de ambulante que me gustan, esas versiones de viejos oficios de los comilonas callejeras mexicanas, por supuesto en su versión moderna de: camotero, elotero, cafetero, taquero, ponchero, buñuelero, de los hot cakes,… Además, obvio, los vendedores de lo chino: gorras, guantes, lentes, suéteres, muñecos de navidad,...
Pero me quedo con los primeros: el camotero y su olor a carbón con cascara de plátano quemado y hasta el sonido del silbato; el taquero y sus dos comensales de tacos de chorizo con salsa roja; la seño del ponche a quien no pude resistir las ganas de comprarle; y el chavo de hot cakes con esa versión perfectamente redonda y bien inflada de los hot cakes acompañados de lechera y mermelada.
Ah! caray! Nostalgia pura, pura nostalgia por esos olores, sabores, sonidos, texturas, colores y hasta temperaturas que te producen esas escenas, más sí la acompañas de un buen ponche.
Ya luego los comparto otras fotografías, de esas, que no se sacan con cámara... caray que me acuerdo de varias...

p.d. Con esto también recuerdo por qué mi gusto por las fotos de oficios en la calle, jaaa!! ya luego les comparto la liga con el album de fotos... esas sí son electrónicas.

De los buenos regalos de Colombia

Tuve hermosos y significativos regalos en mis vacaciones en Colombia. Uno, sin duda, fue su gente: amable, bondadosa, alegre, querendona con los mexicanos.

Otro fue mi reencuentro con una de mis más grandes querencias: la ciudad, mi amor para mirar la ciudad y lo que en ella ocurre, mi amor por la gente (conglomerado) que habita esos pedazos de tierra llamados ciudades y de nuevo sentir ese deseo por mirar (observar), conocer y analizar las cosas que pasan en las ciudades, uf!! wow mi ser sociológico originario, la sociología urbana, se despertó!!

Otro regalo fue la posibilidad de despertar a media noche y decir: caí en un sueño profundo o estaba soñando o tuve una pesadilla, esto me trae a la conciencia de mi sueño y mi descanso, lo cual en mi trajín cotidiano es un hábito que he perdido.

Algo más que me dio Colombia, se lo supondrán, tiene que ver con la música, mi encuentro con el ballenato, el folclore colombiano, el ritmo, los instrumentos, las letras y obvio —en mi caso— el gusto por el baile, en este caso pegadito.

Y me temo que los otros regalos, esos me los reservo para compartírselos de otra manera.

De mientras les pongo estas fotos, que lamento decirles no son las que más me gustan, porque las otras me las reservo para convidárselas en otro espacio, no en el feisbuu!! Eso sí, estas fotitos son la mirada de Angélica a los colores, texturas, olores, luces, sombras, … encontradas al paso!!

Mmm!! No omito señalar que Colombia tiene una gran deuda conmigo: escuchar salsa en vivo!! No tocan salsa en vivo, no por lo menos los días y en los lugares visitados!!! jaaa!! Al parecer sus versiones de ir a rumbear es escuchas música grabada porque los músicos colombianos están tocando en los salones de México jaaa!!!!

Abrazo!!
agosto de 2011

Los amorosos

Hay días, hay momentos, en la vida de uno, que las creaciones de otros le van más a las emociones de uno.
En estos momentos de mi vida me va tanto esto del Maestro Jaime Sabines.


Los amorosos

Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.

Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.

Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor.

Los amorosos viven al día
,
no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.

Los amorosos son los insaciables,
los que siempre -¡que bueno!- han de estar solos.

Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.

Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.
En la oscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.
Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.

Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.

Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor
como una lámpara de inagotable aceite.

Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.

Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.
Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.
Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo,
complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.

Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida,
y se van llorando, llorando,
la hermosa vida.

jueves, 10 de noviembre de 2011

“Fonda entre Hombres”


En general no tengo preferencia para los alimentos, aunque la gente cree que soy vegetariana. Lo que es la verdad “casi” como de todo, pero evito el consumo de “ciertos” alimentos, que por históricos y añejos problemas digestivos, me inflaman la panza o me cuesta trabajo digerir. Por otra parte, “casi” como en cualquier lugar.
Así las cosas, el día de hoy me fui a comer a “una” de las fondas cercanas al Mercado de San Juan. Ayer las vi bastante concurridas y ya era un poco tarde, lo cual resulta una buena opción cuando te das cuenta que en el Centro, al igual que en Colombia, después de las 5 no encuentras comida corrida en ninguna parte.
Hay varias y de apariencia todas son iguales: grandes estufas, con grandes cazuelas, rodeadas de una barra y bancos para los comensales.
Eran casi las 5 de la tarde cuando llegué a la “Fonda entre Hombres”, tenía un hambre del demonio, estaba desvelada y cansada, y fue muy poco lo que vi: cazuelas con comida y un banco disponible.
El cocinero inclino su cabeza, me miro con sus ojos brillantes y con su gran sonrisa me pregunto:
    ¿Consomé o sopa de verduras?
    Verduras, por favor.
El mesero-cobrador me indicó:
    Ahí están las cucharas!!
Y me señaló un bote con cubiertos que estaba frente a mí, es decir, no me dio mis cubiertos, lo cual no lo tomé a mal, ni pensé más. Me sé la sencillez de los lugares.
No miré más, ni escuche más. No podía pensar, necesitaba alimentos. Para esas situaciones, siempre tengo la expresión: no me hablen, no me digan nada, no registro, no puedo pensar: Necesito comida!
Pasado la mitad del plato de verduras, empecé a tomar conciencia de una característica del lugar: no había mujeres. No había mujeres ni cocinando ni sirviendo, ni cobrando, ni lavando trastes, ni mujeres comiendo. Bueno! por supuesto, yo!!
Por el lenguaje, la familiaridad, el ambiente, las bromas, el trato para conmigo, puedo deducir que no están muy acostumbrados a que entren mujeres y les cuento.
En general trataban de no verme, pero me venían; trataban de no oírme, pero me oían. Yo era “algo” ajeno a su ambiente. Para los que estén pensando otra cosa: permítanme aclarar: cara lavada, mochila al hombro, sudadera, pantalón de mezclilla, botas de caminar mucho, con sólo 3 horas de dormir. Nada que ver con mi apariencia. O tal vez sí: qué cara, pobre mujer!
Así las cosas: no era mi falsa presencia pequeña burguesa los que los podía tener en estado de prudencia y hasta silencio incomodo. No, definitivamente no.
Estuve más de 30 minutos en el lugar y aunque iban y venían comensales, no llegó ninguna mujer.
Tal vez fue mera coincidencia. Tal vez, tal vez, pero se me figuran esos servicios populares especializados en ciertos grupos: las fondas que atienden dominantemente a viejitos de la colonia y transeúntes como yo; las taquerías en las que dominantemente consumen los taxistas y transeúntes como yo; las fondas donde asisten dominantemente compradores eventuales del centro y transeúntes como yo; las fondas donde se atienden a oficinistas de traje gris y transeúntes como yo...
También es posible que mis ojos de socióloca.. se estén alucinando y no exista tal uso del espacio-comedor “Entre Hombres”.
Por eso, y pa’ salir de dudas, alguno de los siguientes días, iré nuevamente por allá y les diré qué pasa, porque además la comida es buena y al ambiente de la “Fonda entre Hombres” yo me puedo acostumbrar y ellos… ellos también se pueden acostumbrar a mi presencia, jaaa!!

martes, 8 de noviembre de 2011

las versiones de historia de un amor

Mi gusto por la música

Seëé lo sé, a veces las mezclas son raras, pero la pieza es la misma y es lo interesante. Esta son algunas de las versiones que me he contrado de una canción que me gusta tanto: Historia de un amor. La letra es bonita, pero lo que es la verdad, me gusta mucho más la melodía.
Así que sí ven alguna por el universo de internet, me la mandan, que mientras les comparto estas:

Y otras cosas sobre los motivos de escribir

Y entonces un poco de historia de por qué ese blog.
20 de marzo de 2010.

Para mí era, es, relativamente, fácil hablar frenéticamente de mis pensamientos que se concretan en objetivos, metas, teorías, dichos de libros; así como explicar, analizar, describir, estructurar, organizar cosas-gente-organizaciones-instituciones, tanto que esto ha sido uno de mis talentos para mis trabajos en los últimos tiempos. Lo anterior, algunos lo saben, lo viven, lo comparten y, otros más, hasta lo sufren.
No ocurre lo mismo con mis emociones y otro tipo de “pensamientos” menos intelectuales, hablo concretamente de las reflexiones espirituales y sentimentales. Es más afirmar ¡siento! —sólo eso:
s i e n t o— era algo bloqueado, negado, silenciado, autocensurado y por mucho tiempo.
Entonces escribir y luego publicar estas notas-cartas-pensamientos en un blog es todo un reto para mi crecimiento, desarrollo, evolución (re-volución) de vida.
Porque aprender a decir estoy y estoy bien, son expresiones muy jóvenes en mi vocabulario. Es más, ser capaz sólo de observarlas y después ver cómo suben o bajan de la cabeza al corazón y llegan a otras partes mi cuerpo físico (rodillas, estomago, cabeza, …) es algo, maravilloso, casi mágico, en lo que el yoga ha tenido que ver mucho.
Así las cosas, de lo que tratará este blog es de compartirles algunas cosas acumuladas en esta cabezota-corazón, y algunas otras ya escritas y depositadas en esta máquina, cuaderno o celular, ahora iPod y que hablan de:
  • Mis encuentros con el yoga;
  • Mi encuentro con el yoga Iyengar;
  • Mis encuentros con algunas asanas [posturas de yoga] (porque algunas me las han presentado varias veces y de muchas formas, y nomás no me termino de encontrarme con ellas!);
  • Historias del salón de baile;
  • Las emociones que me producen seres humanos con los que comparto esta vida;
  • Las emociones que me provocan películas, libros, música, viajes, y otras cosas que me encuentro por este camino que me toco andar;
  • Las cosas de fotografía o música que me provocan y cautivan;
  • Las reflexiones o preguntas o temas de estudio que me dejan todas estas cosas; y
  • Las cosas de la ciudad, filosofía y otros temas de reflexión o de mi interés!
Va pues, con el gusto de compartir y de recibir sus comentarios, cuando así se les antoje.
Abrazo enorme.
Gracias.
Que estén bien.
Angélica

domingo, 6 de noviembre de 2011

Domingo de buenos regalos



Hoy además de mi intensa clase de yoga, tuve tres regalos más: ver y darle un gran abrazo a Carmen; reencontrarme con Hanne y mirar  “su vida” en sus brillantes ojos azules; y ver La llave de Sarah.
De los dos primeros, ni qué decir: ya saben que soy animal de contacto y me encanta ver a mis amigos y abrazarlos.
Sobre lo tercero, pues llegué al cine y me acurruque en mi butaca, porque iba en estado de cuajamiento completo, después de los Chaturangas, los Dhanurasana, las escuadras y todo lo demás de la clase de yoga.
De la peli, La llave de Sarah, ya he visto tantas sobre la 2ª guerra mundial, que pensé… una más!! Afortunadamente, para mi gusto, la historia es buena y el tratamiento también. No tiene esos finales felices y melosos que siempre se buscan cuando son dramas como estos.
La música es buena y el manejo histórico es muy ilustrativo jaaa!!! No sabía que los franceses habían hecho eso…
Recomendable del 1 al 10, le pongo 7, pero ya saben que el gusto se rompe en géneros y los míos, no siempre son un referente. 

Nota 1. Contexto del Manual de Seguridad Universitaria 2021

Contexto.  La primera versión de Manual de Seguridad para Instituciones de Educación Superior se publicó en 2011 y la segunda versión salió...