sábado, 12 de noviembre de 2011

De los buenos regalos de Colombia

Tuve hermosos y significativos regalos en mis vacaciones en Colombia. Uno, sin duda, fue su gente: amable, bondadosa, alegre, querendona con los mexicanos.

Otro fue mi reencuentro con una de mis más grandes querencias: la ciudad, mi amor para mirar la ciudad y lo que en ella ocurre, mi amor por la gente (conglomerado) que habita esos pedazos de tierra llamados ciudades y de nuevo sentir ese deseo por mirar (observar), conocer y analizar las cosas que pasan en las ciudades, uf!! wow mi ser sociológico originario, la sociología urbana, se despertó!!

Otro regalo fue la posibilidad de despertar a media noche y decir: caí en un sueño profundo o estaba soñando o tuve una pesadilla, esto me trae a la conciencia de mi sueño y mi descanso, lo cual en mi trajín cotidiano es un hábito que he perdido.

Algo más que me dio Colombia, se lo supondrán, tiene que ver con la música, mi encuentro con el ballenato, el folclore colombiano, el ritmo, los instrumentos, las letras y obvio —en mi caso— el gusto por el baile, en este caso pegadito.

Y me temo que los otros regalos, esos me los reservo para compartírselos de otra manera.

De mientras les pongo estas fotos, que lamento decirles no son las que más me gustan, porque las otras me las reservo para convidárselas en otro espacio, no en el feisbuu!! Eso sí, estas fotitos son la mirada de Angélica a los colores, texturas, olores, luces, sombras, … encontradas al paso!!

Mmm!! No omito señalar que Colombia tiene una gran deuda conmigo: escuchar salsa en vivo!! No tocan salsa en vivo, no por lo menos los días y en los lugares visitados!!! jaaa!! Al parecer sus versiones de ir a rumbear es escuchas música grabada porque los músicos colombianos están tocando en los salones de México jaaa!!!!

Abrazo!!
agosto de 2011

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